Tue. Mar 19th, 2024

Eslabón postrero de un linaje de hombres más amables, desconocedores o renuentes a la doblez constante de la ironía y a la acción desapasionada, llegaste a nosotros del mismo modo en el que las palabras mudan para arribar a otras palabras: por motivos propios o simplemente porque así debió ser. Y es cierto: como confesabas al tiempo de tu último regreso, probablemente haya antecesores más sustanciales en la historia de nuestra institución. Sin embargo, por otros motivos inaccesibles o simplemente porque así debe ser, es a través tuyo que hoy nos entregamos y desperdigamos en el vasto entramado del alma ñubelista invocada y constituida a lo largo de las edades desde la profunda opacidad de la Realidad. Nos vinculás al pasado, presente y futuro de quienes intuyen o comprenden efectivamente que cada domingo, al menos por unos instantes, alguien nos admite y nos abraza sin siquiera imponernos la predecible razón y el tardío consuelo de la palabra. Si como advierten los estudiosos el predecesor impone los rigores del recuerdo y actualidad de la Ley desde su mera presencia, cuán plácidamente va uno creciendo en la inmediación de tu amable enseñanza e inspiración, Tata. Por Mariano.

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