No vayan a tomarse esto demasiado en serio. Abracen la idea con sentido lúdico, con espíritu infantil. La cuestión es que esto ya pasó de esta manera, o podría haber pasado. En nuestras mentes o en la vida real, da lo mismo. Así que no vengan a pedir coherencia o lógica, ni a reclamar que falta tal o cual jugador, que aquel no puede ser titular, que las fechas no dan, que esto es imposible. No sean aburridos.
La idea surgió en un bar cerca de la AFA de una forma en la que se hizo imposible indentificar un culpable. Un torneo relámpago, a disputarse en una semana en sedes por todo el país, con los mejores futbolistas de cada provincia. ¿Cuándo? En algún hueco del calendario en el que los jugadores argentinos que están por el mundo vuelven a sus pagos y se pueden mezclar con los que juegan los torneos locales. ¿Por qué? en beneficio de alguna causa, o varias, de esas a las que no podemos resistirnos ni nosotros, ni las fundaciones gambeteadoras de impuestos de los futbolistas. ¿Cómo lo llamamos? Pongámosle Copa Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas. El año que viene vemos.
A Gerardo Martino le encantó la idea y salió a bancarla. Con todos los jugadores seleccionables a mano se podía dar el gusto de hacer las pruebas más improbables. Cada selección provincial se formó con futbolistas que están en planteles de Primera División y en las principales ligas del mundo. Algunas, que todavía necesitaban más jugadores, se completaron con futbolistas que están en Segunda División o categorías menores.
Y la pelota empezó a rodar. Se tomaron los datos del último censo, se ordenaron los distritos según su población y se armaron ocho grupos de tres equipos, como explica el primer gráfico. Los partidos de cada triangular se disputaron a 45 minutos, en un formato similar al que usan en las pretemporadas italianas. Todo el mismo día. Un sábado.
Neuquén ganó el grupo de Salta, con un gran Sambueza. La Rio Negro de Ulloa asustó a la Entre Ríos de Bou y Larrivey, que igual avanzó. Tucumán, con Roberto Pereyra y Sebastián Palacios, eliminó a La Pampa, pese a Furch. Enzo Pérez, Di Santo y los Funes Mori clasificaron a Mendoza. CABA, con Agüero de capitán, sufrió en Catamarca pero ganó el pase. Santa Fe se paseó por San Luis. Córdoba no tuvo problemas en su sede. Y Buenos Aires, que arrancó igualando con Misiones, Romero y Cubas figuras, se quedó con su zona al golear a Formosa, con tantos de Milito, Denis (2) y Lamela.
Los ocho ganadores pasaron a 4tos de final. Dos duelos de cuartos y esa semi se disputaron en una sede. Los otros en otra. Esos partidos, un miércoles. En San Juan, Buenos Aires eliminó a Neuquén y CABA fue más que Mendoza. En Chaco, Córdoba pasó a un lujoso Entre Ríos y Santa Fe le ganó a un durísimo Tucumán.
La final y el tercer puesto, se jugaron el domingo siguiente. Ahí sí, 90 minutos. Hoy, queremos recordar lo que pasó en una de esas maravillosas semifinales. Si les gusta, quizás podamos contarles algo de otros partidos. Pasaron cosas hermosas y habría que evitar que se pierdan bajo una marea de realidad.
Por: @REVISTAUNCANIO / http://revistauncanio.com.ar/
Los amigos de RevistaUnCaño nos llevan de vuelta al futuro, a revivir la definición del grupo 7 con el derbi cuyano. Mendoza, con el gran caudillo Víctor Legrotaglie como DT, frente a San Juan, conducido por Oscar Fornari, el goleador del equipo fantasma de Argentina en 1974. Ambos ya habían vencido a La Rioja, el otro integrante de su zona. Los sanjuaninos por 2-1, goles de Vildozo y Botta, descontó Franco Zuculini; los mendocinos por 2-0, doblete de Di Santo.
El choque fue definitivo para avanzar a 4tos de final, donde esperaba la CABA de Romagnoli. Dicen las crónicas que, ante su público, Mendoza se impuso por 3-1, con goles de Pity Martínez, Enzo Pérez y Ramiro Funes Mori. Emanuel Más había puesto en ventaja a San Juan. Pero quizás, las cosas se dieron de otra forma. Los dejamos con los planteles para que hagan sus propios pronósticos. Ustedes sabrán como terminó este maravilloso partido que nos encantaría poder ver.